lunes, 8 de diciembre de 2008

27 días


Hace un poco más de dos meses, me dijeron lo peor que mis oídos hubiesen podido escuchar. Todo lo que un día había escupido se volvía contra mí, todo lo que soy y lo que pretendo ser al cabo de unos cuantos años se vería aplastado por el destino, truncando mi felicidad y mi vida normal. Es fuerte cuando te dicen “serás un infeliz, un pobre y triste hombre”. Como siempre intenté hacerme el fuerte, puesto que como no fui solo a que me dijeran eso, la otra persona con la que iba desgraciadamente iba peor que yo, más triste o tal vez se le notaba más que a mi. Como que todo ese día se junto, ya que de hecho estaba lloviznando y hacía mucho frío en las calles de Puente Alto.
Al menos nos dieron una solución a ambos, pero es bastante larga. Yo no creía en esas cosas pero a medida que escuchaba como nos iban relatando las cosas, como sin conocernos, sólo sabiendo nuestros nombres, iban relatando nuestros pasados, nuestros presentes y futuros, quedé impactado.
Ya pasaron los primeros 27 días en mi caso, y la primera semana fue horrible. Los vómitos y mareos llegaban todas las mañanas. Fue frustrante saber que después de los primeros 27 días de estar en la terapia como lo llamo yo, nada había cambiado, pues el diablo seguía saliendo en mis exámenes, mi vida aun se estaba acabando al cabo de 3 años más.
La terapia continuó pero ahora por otros 27 días más. Los vómitos y ataques al estómago se hicieron más tenues hasta el punto de desaparecer. Ahora después de casi 7 años pude encontrar el motivo de mis ataques estomacales que nunca fueron identificados, ni siquiera por los exámenes más caros de la época, ni siquiera por los exámenes más incómodos que me han hecho.
Van ya casi dos meses de terapia intensiva, hace unos 3 días fuimos a la consulta y por fin nos dijeron que todo está cambiando. Ya no se ve el diablo en mis exámenes, al parecer desapareció. El éxito se mantiene allí, al parecer muchas puertas se me irán abriendo, claro que aun tengo que luchar al menos por dos meses más, y después de esos dos meses, que durante todos los días tengo que seguir mi tratamiento sin descanso, deberé seguir con esto al menos una vez por semana, tal vez quizás para siempre.
Insisto, yo nunca había creído en estas cosas, pero nos dijeron cosas tan reales, cosas que pasaron hace ya tantos años, que pasaron hace tan poco, que están pasando en estos momentos, que como no iba a creer lo que pasaría en unos cuantos años. ¿Ahora?, ahora no me queda más que esperar de acá hasta el próximo año, hasta la mitad de año, tengo tanta fe ahora en esto, que no me sorprendería que también se cumpla lo que me dijeron que pasaría, tal vez el próximo año encuentre la comprensión que se me ha negado tantas veces y ni siquiera por mi culpa, tal vez por fin llegue el momento de mostrar quien soy en realidad, tal vez por fin las máscaras dejen de usarse de una vez por todas, tal vez por fin la luz llegue para quedarse, tal vez por fin me digan realmente “te quiero”.

1 comentario:

Rosario dijo...

Es que era imposible no creer... me acuerdo de nuestras caras y del camino a tu casa comentando con expresión de asombro todo lo que nos dijeron.
Menos mal que seguimos el "tratamiento" y ya todo se vislumbra más esperanzador.